Por qué las dietas no ayudan a perder peso de forma permanente
Hay mucha comida deliciosa y calórica, y a menudo se utiliza como una forma barata de obtener placer o aliviar el estrés. La gente engorda y luego, tras observar a modelos y bloggers de fitness, elige una dieta y empieza a perder peso. El déficit calórico ayuda a perder alrededor del 5-10% del peso e incluso a mantenerlo durante unos meses. Pero no dura mucho.
Un metaanálisis con datos de más de 21.942 personas descubrió que las personas que hacen dieta pierden una media de unos 4,5 kg en 6 meses y vuelven a recuperarlos al cabo de un año. Otra revisión calculó que entre el 29% y el 64% de los que adelgazaban 4-5 años después de restringir la comida pesaban incluso más que antes.
Por supuesto, puedes hacer otra dieta. Y luego otra. Pero eso no es tan saludable. La misma revisión señalaba que los ciclos de ganar y perder peso aumentan el riesgo de infarto de miocardio, ictus y diabetes, y afectan gravemente a la tensión arterial, los niveles de colesterol y la función inmunitaria. E incluso más que un peso corporal excesivo pero estable.
Hay dos razones principales por las que las dietas no ayudan a perder peso de forma permanente o incluso definitiva. Restricciones alimentarias:
Ralentizan el metabolismo, es decir, la cantidad de energía que el cuerpo gasta en las necesidades diarias. El cuerpo entra en modo ahorro, y cuando una persona se pone a dieta, no vuelve a cambiar. Gasta menos y come lo mismo que antes de las restricciones. El excedente calórico resultante hace que se recuperen rápidamente los kilos perdidos.
Conduce a una relación malsana con la comida. Los trastornos alimentarios son cada vez más frecuentes. Los científicos comprobaron 94 estudios de diferentes países y observaron que, entre 2006 y 2018, el número de personas que los padecen aumentó del 3,5% al 7,8%. Y una encuesta estadounidense reveló que el 65% de las mujeres tiene una relación poco saludable con la comida. Por ejemplo, querer adelgazar a pesar de tener un peso saludable, preocuparse por sus kilos o comer cuando no tienen hambre.
Y lo que es más, hacer dieta perjudica la calidad de vida. Y eso es quizá lo peor.
Cómo arruinan la vida las dietas
Además de no ayudar a la gente a mantener un peso saludable, las dietas también hacen que la gente sufra, se sienta culpable y se odie a sí misma.
Además, el mundo de quien hace dieta se encoge y gira en torno a la comida: contar calorías, esperar a la próxima comida, pelearse consigo mismo. Esto agota la energía, aumenta los niveles de estrés y hace infelices a las personas.
